El Grupo Carlsberg está «conmocionado» por la decisión tomada el mes pasado por Rusia, de nacionalizar transitoriamente su filial rusa Baltika, si bien la compañía sigue albergando esperanzas de vender este negocio, manifestó al Financial Times el director ejecutivo de la empresa, Cees ‘t Hart.
Baltika, que cuenta ocho plantas en Rusia y una plantilla de 8.000 empleados, se encuentra en la actualidad bajo control gubernamental ruso, en el marco de la guerra de Rusia con Ucrania y en medio de una gran cantidad de sanciones de diferente tipo que los países occidentales han implementado contra el gigante euro asiático con la intención de presionar su salida del territorio ucraniano.
El gobierno de Vladimir Putin ha respondido también con diferentes medidas contra la industria occidental instalada en la ex república socialista como respuesta al congelamiento de activos de Rusia en otros países. Esto mismo se ha aplicado a Produits Laitiers Frais Est Europe (Francia) y Сarlsberg Sverige Akiebolag (Suecia). En tanto, el grupo cervecero originario de Dinamarca sigue buscando el acercamiento con las autoridades rusas, con el fin de buscar una salida a la situación que se ha generado.
Putin ha informado que la intervención de la filial rusa de Carlsberg, por parte del Estado, ha sido en respuesta a la presión de la transnacional cervecera en contra de los empleados rusos quienes se ven amenazados con posibles despidos en caso de que expresen una determinada postura civil», en aparente referencia a un respaldo a las acciones de Rusia en Ucrania, de parte de los trabajadores.
Al respecto, Hart negó que de parte de la empresa danesa haya existido amenazas de despido contra empleados de la planta de Baltika por opiniones personales sobre cualquier tema. «Rechazamos firmemente la acusación de que presionamos a los trabajadores de Baltika para que expresaran determinadas opiniones políticas», señaló el ejecutivo.