El diamante Hope es una belleza pero es considerada la joya más maldita del mundo, ya que ha pasado de generación en generación y a sus dueños los envuelve una trágica y oscura historia.
El también conocido como Diamante Azul, Piedra maldita y Diamante de la esperanza originalmente pertenecía al ojo de la estatua de una diosa hindú, que fue robado por un sacerdote, que luego de unos días fue capturado y torturado hasta la muerte por su crimen, pero el diamante no fue encontrado.
Luego de unos años llegó a Europa por medio de un mercader francés, que lo pulió hasta que deslumbró al rey Luis XIV a cambio de una importante suma de dinero y inmuebles; el diamante se convirtió una de las joyas de la corona hasta que en la Revolución Francesa nuevamente se extravió.
En 1911 la familia adinerada estadounidense de Evelyn Walsh McLean la adquirió sin saber que serían los protagonistas de una serie de desgracias, iniciado por el hijo que fue el heredero de la familia murió en un accidente y luego pasó a manos de la hija de la familia que murió por una sobredosis de pastillas para dormir, el esposo de ella huyó con la amante y al cabo de un tiempo el negocio familiar quebró y la mujer falleció por intoxicación por en el alcoholismo.
Ahora la casa del diamante maldito es el Museo Smithsoniano de Arte Americano que lo conserva y lo exhibe al público.