La ejecución de diferentes estrategias de seguridad elaboradas por el gobierno de Nayib Bukele han contribuido paulatinamente a reducir la violencia, descabezar las estructuras de pandillas y devolver el control de los territorios al Estado, lo que ha incidido en que este miércoles El Salvador haya completado un año sin homicidios.
El primer eslabón del proceso fue la implementación del Plan Control Territorial el 20 de junio de 2019, pocos días después que Bukele asumiera el gobierno y cuando las pandillas figuraban como un estado paralelo que dominaba los territorios en todo el país y controlaba las cárceles, tras años de complicidad y contubernio de los gobierno de ARENA y FMLN con esos grupos criminales. “Vamos a hacer valer el Estado donde debe de estar”, dijo el mandatario.
Este plan Control Territorial tenía, como desafío principal, bajar el promedio de 30 homicidios diarios que la criminalidad desbordada generaba en el país antes de la llegada de Bukele al poder, además de bajar las extorsiones y otros delitos cometidos por la delincuencia.
Entre las medidas incluidas en el Plan Control Territorial se encuentran el fortalecimiento de la Policía Nacional Civil y la Fuerza Armada, tanto en incremento de personal y mejoras en sus condiciones, como en adquisición de equipo para combatir a las pandillas.
Este plan se echó a andar sin el respaldo de la oposición política, que en ese momento era mayoría en la Asamblea Legislativa y bloqueó las propuestas de financiamiento para combatir a las pandillas. Fue hasta mayo de 2021 que, con el apoyo de la nueva legislatura dominada por Nuevas Ideas, se aprobó un crédito de $200 millones para fortalecer el plan.
El 27 de marzo de 2022, el gobierno dio un nuevo impulso a su estrategia de combate a las pandillas, con la aprobación del régimen de excepción, que ha permitido la captura de más de 70 mil integrantes de pandillas, que circulaban libremente por los territorios gracias a vacíos de ley y la venia de funcionarios corruptos del sistema judicial.
«Servicios religiosos, eventos deportivos, comercios, estudios, etc., pueden seguirse realizando normalmente. A menos que usted sea pandillero o las autoridades lo consideren sospechoso», publicó el mandatario.
En junio de 2022, Bukele anunció la construcción del Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT), un megacarcel especial para encerrar a los miles de pandillleros capturados.
A menos de cuatro años de implementarse estas medidas, la población reconoce el cambio radical en los territorios donde antes debían pedir permiso a los cabecillas de pandillas para ir de una colonia a otra o perder la vida si se cruzaban las zonas sin permiso.
«No veníamos aquí desde hace más de 20 años, es como si nos separara un mundo. Así que los muchachos, que tienen 16 o 17, es la primera vez en su vida que llegan acá a jugar tranquilamente», declaró en marzo pasado una entrenadora de fútbol a una cadena internacional de noticias, ilustrando el sometimiento que sufrían.