Mientras la mayoría de salvadoreños duermen, un grupo de especialistas en vida animal se adentran en los manglares y zonas de reserva forestal para monitorear a dos especies que a la mayoría de las persona les causa más temor que alegría. Pero de qué animales estamos hablando. Se tratan del temible caimán y del también poco atractivo cocodrilo.
Se trata de monitoreos nocturnos que llevan a cabo el personal de guardarrecursos del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN) , quienes tienen la tarea de proteger esas dos especies y procurar su reproducción dentro de su hábitat. Estas acciones desarrolladas son parte del Programa Nacional de Conservación de Caimán y Cocodrilo.
Medio Ambiente explica que para este tipo de monitoreo, sus equipos de guardarrecursos y técnicos «se adentran en zonas previamente identificadas, para tener más probabilidades de avistar un espécimen y las áreas donde permanecen, llevando un registro de la población existente».
Algunos se preguntarán cuál es el interés de Medio Ambiente, de mantener la población de caimanes y cocodrilos, si estos, en algunas ocasiones atacan a los seres humanos, y la respuesta siempre será la misma. «Estos reptiles contribuyen al equilibrio ecológico y al entendimiento de los cambios ambientales, por lo que cuanta más información tengamos sobre ellos nos permite protegerlos, procurando además el bienestar de los ecosistemas y de las comunidades locales», señala el MARN.
Además de la observación de las poblaciones de cocodrilos y caimanes existentes así como su hábitat los técnicos de Medio Ambiente, como parte del programa «se han creado tres viveros de incubación de huevos de cocodrilo, en igual número de sitios prioritarios de anidación, identificados de forma estratégica» y además la institución desarrolla «jornadas de educación ambiental con habitantes y centros escolares de las zonas que conviven con estas especies, sobre la importancia y la necesidad de conservarlas y de respetar su hábitat», destaca Medio Ambiente.