La exdiputada afgana Mursal Nabizada fue asesinada a tiros junto a su guardaespaldas en su casa en Kabul.
El antiguo gobierno al cual pertenecía Mursal acusó en reiteradas ocasiones a los talibanes de estos ataques, dirigidos a líderes políticos, religiosos, periodistas, y destacados miembros de la sociedad civil.
A pesar que le ofrecieron la oportunidad de irse de Afganistán, Mursal decidió quedarse y luchar por su pueblo pese a la llegada al poder de los talibanes.