El Día de los Difuntos es una tradición de larga data que se ha expandido especialmente en Latinoamérica y con mayor énfasis en México y Centroamérica. Pero fue a partir del 2 de noviembre del año 998 cuando se creó un día especial para ellos. Esto fue instituido por el monje benedictino francés, San Odilón de Cluny.
La idea del monje benedictino fue adoptada por Roma en el siglo xvi y de ahí se difundió al mundo entero. Muchas iglesias como la iglesia Ortodoxa griega o la Iglesia armenia también han retomado la celebración en diferentes fechas.
En México y América Central, lo conmemoración incluye la creación del llamado Altar de Muerto, que incluye el adorno de las cruces con gallardetes, flores artificiales especialmente y otros adornos, con los que se recuerda a los seres queridos..
Muchas familias se trasladan todo el día a los cementerios a limpiar, renovar y reparar las tumbas de los seres queridos fallecidos y estos lugares también se convierten en una romería donde se vende comida, se le canta a los difuntos y se vuelven punto de encuentro donde muchos conocidos se ven de nuevo después de muchos años.
Según los investigadores, la celebración en México no tiene origen prehispánico, pero hay un sincretismo que involucra mitología de las culturas ancestrales de Mesoamérica.
