En 1996, el FBI trató de acusar a Diego Maradona de uso y posesión de drogas, según se ha conocido en un documento desclasificado por una oficina del Buró en Montevideo, Uruguay.
La prueba que las autoridades estadounidenses trataban de presentar era la muestra de orina que se le sacó al astro argentino durante el mundial de 1994.
El portal CNN señala que las muestras solicitadas fueron obtenidas, pero al parecer no eran de utilidad para la investigación.
No obstante, un tiempo después, a los 37 años, el excapitán de la selección argentina dio positivo a un control de droga en la liga de su país, poco tiempo después optó por su retiro.