Medios extranjeros consignan que las inundaciones repentinas causadas por fuertes lluvias que azotan gran parte de Pakistán, han causado aproximadamente mil muertes, como también decenas de desaparecidos, heridos y desplazados desde mediados de junio.
La cifra de fallecidos se dio a conocer luego que el primer ministro, Shahbaz Sharif, pidió ayuda internacional para combatir los daños causados por las letales crecidas de quebradas y ríos, que han inundado barrios empobrecidos de esa nación islámica.
Se explicó que el mes de junio inició la temporada del monzón que ha descargado lluvias especialmente intensas sobre Pakistán y los rescatistas han tenido dificultades para evacuar a miles de personas atrapadas en las zonas afectadas.
Por este motivo la situación obligó al gobierno a declarar estado de emergencia para dar atención a los damnificados.
Se dice que Khyber Pakhtunkhwa es una de las ciudades más afectadas por las inundaciones que destruyeron las compuertas de un importante sistema de control del agua en el río Swat, lo que provocó inundaciones en los distritos de Charsadda y Nowshera. Muchos de los evacuados fueron trasladados a campamentos establecidos en edificios gubernamentales en lugares seguros.
Se teme que el caudal de los ríos Swat y Kabul aumente aún más, lo que causaría más miseria en una zona donde ya se han perdido vidas y propiedades.
Soldados y las organizaciones de rescate estaban ayudando a la gente a ponerse a salvo en muchos distritos en la región sureña de Sindh, en la noroccidental de Khyber Pakhtunkhwa y en Punjab y Baluchistán, en el este y suroeste del país, respectivamente.
En respuesta al pedido de ayuda internacional, Naciones Unidas planeaba lanzar un llamado urgente para recaudar 160 millones de dólares en donaciones y cuya campaña se lanzará el 30 de agosto.
Se cree que las lluvias van a seguir la próxima semana, principalmente en el sur y el suroeste del país. En Pakistán, la temporada suele durar de julio a mediados de septiembre.
Los intensos aguaceros y las consiguientes inundaciones repentinas han dañado puentes y la red de carreteras en todo el país, alterando el suministro de frutas y verduras, que han subido de precio.