A los pandilleros de la 18, no les importó arrebatarles la vida a ocho empleados de una empresa de energía eléctrica y tres agricultores, el 3 de marzo de 2016, cuando realizaban sus jornadas laborales en el caserío Las Flores, del cantón Agua Escondida en San Juan Opico, La Libertad.
Este hecho violento causó indignación a toda la sociedad salvadoreña, porque se dio en medio de un proceso de negoción entre las pandillas y en la gestión más violenta del gobierno del FMLN.
Los empleados de energía fueron privados de libertad por un grupo de pandilleros de la 18, quienes torturaron, lesionaron con arma blanca y de fuego a sus víctimas, a quienes postraron en el suelo y los colocaron en fila a seis de ellos para asesinarlos uno por uno, sin motivo alguno. A unos metros de esta escena fueron localizados los otros dos cuerpos.
También le quitaron la vida a tres agricultores, quienes fueron testigos del horrendo crimen en contra de estos salvadoreños, que lo único que estaban haciendo era ganarse honradamente el pan de cada día para su familia.
Seis años han pasado, de ese hecho violento que causó horror a los salvadoreños, que lo único que han pedido es justicia y contrarrestar a estos grupos que solo han causado luto y dolor a las familias.
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